En ocasiones, con sólo observar a alguien podríamos deducir si es una persona alegre, mal geniada, si está triste ó preocupada. Las arrugas del entrecejo nos hace parecer que estuviéramos bravas, las patas de gallina que reímos mucho, las comisuras de los labios hacia abajo, que estamos tristes...
Para que nuestras emociones no nos delaten a través de las arrugas, es necesario relajar la musculatura.
¿CÓMO HACERLO?
1. Hacemos un recorrido mental ascendente iniciando por el cuello, mandíbula, mentón, labios, surcos, mejillas, pómulos, orejas, nariz, entrecejo y frente, mientras inhalamos y exhalamos por la nariz, sintiendo cómo el aire llega hasta los pulmones. Allí tiene lugar el intercambio gaseoso, justamente cuando el oxígeno que inhalamos llega a la sangre para luego llegar hasta cada célula del cuerpo.
2. Nos concentramos sintiendo como en cada inhalación de aire recibimos energía limpia y con cada exhalación nos liberamos de las tensiones.
Esta práctica puedes hacerla sentada, en una posición cómoda, espalda recta y ojos cerrados. Puede parecer simple, pero es realmente necesario auto observarnos para percatarnos de cuánta tensión acumulamos en el rostro, no sólamente durante el día, puede ser de meses y hasta de años, así que comienza con 5 minutos diarios y date la oportunidad de hacer de tu vida, algo siempre mejor.
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